domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad, tiempo que inspira paz e infunde amor

Navidad, tiempo que inspira paz e infunde amor

Eduardo Garibay Mares
Viernes 28 de Diciembre de 2007
«La paz sea con ustedes», es el saludo de Jesús, nacido para hacer posible la paz en la persona y entre la gente, e igual la reconciliación de personas distanciadas o confrontadas; una paz fundada en el amor a sí mismo y al prójimo». Eglisic Severo Garrios

Los días en torno a la Nochebue na y la Navidad se impregnan del espíritu de buena voluntad y júbilo, con que en el ámbito mundial se celebra el nacimiento de Jesús, que inspira paz e infunde amor. El Cristo hijo de Dios, hecho hombre, encarnado en el vientre maternal de la Virgen María, y nacido en Belén en el seno de la Sagrada Familia encabezada por José, su padre en infancia y juventud terrenas.
Tiempo invernal que es el más frío del año, en que un portal fue cobijo y un pesebre la cuna del Niño Dios, nacido la noche que culminó el día 24 e inició el día 25 de diciembre: la Nochebuena y la Navidad, tiempo que astronómicamente comienza en el solsticio de invierno y termina en el equinoccio de primavera, lo cual ocurre en el Hemisferio Norte del 21 de diciembre al 21 de marzo, y en el sur del 21 de junio al 21 de septiembre.
Navidad que bíblicamente documenta el mensaje divino «Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad», con el que celestialmente se proclamó el señero nacimiento de Jesucristo: el histórico hecho a partir del cual se establecieron la era antes de Cristo, previa a su natividad, y la era después de Cristo, a partir de que nació terrenalmente, mediante el sistema cronológico aplicado en los países occidentales desde el año 742, y en los orientales durante el siglo XVI.
Nochebuena que es tiempo de cena para el regocijo familiar y la convivencia amistosa. Nochebuena de familias de nuevo cuño que se inician en la tradición navideña y de familias consolidadas que congregan a descendientes y amistades de dos, tres o más generaciones. Reuniones de encuentro con quienes viven lejos, e igual de reencuentro y reconciliación con los distanciados, e incluso con los confrontados.
Nochebuena donde la alegría se acompaña a veces con algunas lágrimas de añoranza, porque en el goce de la dicha presente también pervive el recuerdo nostálgico de personas ausentes, cuando en familia y amistad se celebra el nacimiento de Jesús, ocurrido a medianoche, con una cena en la que se degustan guisos, frutos, dulces y bebidas tradicionales, acordes al lugar en que se festeja.
Nacimiento y árbol navideños
Tiempo navideño en que se elaboran la representación del nacimiento del Niño Dios, mediante una maqueta del poblado de Belén y sus alrededores, en la que son elementos principales: el establo donde nació el Mesías, y las figuras de la Sagrada Familia, constituida por la Virgen María, José, y Jesús, acunado en el pesebre de madera, a quienes flanquean con mansedumbre el asno y el buey; todo lo cual es el centro del reproducido paisaje en que asimismo se coloca a otros actores y escenas de pasajes bíblicos, en medio de valles y montes, con aves, ovejas, pastores, y ríos con peces, que constituyen el conjunto escenográfico conocido como «nacimiento» o «belén», junto al que suele ubicarse el «árbol de Navidad», planta conífera, natural o artificial, que se adorna coloridamente con esferas, figuras, estrellas, cintas brillantes y guirnaldas eléctricas de luces centellantes.
Tiempo de villancicos, populares cantos que dan cuenta de la peregrinación, en busca de posada, de José y de la Virgen María, próxima a dar a luz al Niño Dios, del nacimiento de Jesús, y del divino mensaje a la humanidad: un tiempo que transfunde los corazones de alegría, que hace desear lo mejor para la madre, el padre, las hermanas y hermanos, las hijas e hijos, los parientes y las amistades, al igual que para las personas que son compañeras de labores y también para las que se sirve trabajando. Tiempo que es de buena voluntad hacia todos los demás, puesto que parte del renovado propósito personal es ser mejor y cumplir los propios objetivos.
Tiempo de paz y amor
Tiempo de reflexión para rectificar errores, y decidir propósitos para la superación personal, es esta época en que el año se halla en sus días postrimeros, y en la última e invernal de las estaciones, ya que ello recuerda, con su semejanza, al ciclo vital de nacer, crecer, reproducirse y morir, y porque al mismo tiempo, al comprender en su contexto el nacimiento de Jesús, enmarca el hecho de nacer, iniciador del ciclo vital, a la vez que alude la etapa que lo cierra, el invierno de la vida: de los 70 años de edad en adelante, mismo que llega tras el otoño: de los 50 a los 70; que viene luego del verano: de los 40 a los 50.
Un intermedio espiritual, decembrino, que brinda la oportunidad de nacer a una nueva y mejor vida, con el comienzo del nuevo año que se aproxima y con la entrada de la estación primaveral, que se equipara a la niñez y la juventud: el tiempo en que la tierra está en su mayor vigor y hermosura, esto es, una nueva etapa en la que se puede vivir acertadamente y de una mejor manera, téngase la edad que se tenga, porque siempre se está a tiempo para realizar propósitos y mejorar la existencia.
¡Feliz Navidad!
Conmemorativa del tiempo en que «el Verbo se hizo carne y habitó en medio de nosotros», con la celebración del nacimiento de Jesucristo, que inspira paz e infunde amor, esta tregua mundial de los últimos días de diciembre, influidos de paz, de amor, de bienaventuranza, es el marco para que el deseo de ¡Feliz Navidad! se exprese millones de veces en el mundo, en el día mismo de Nochebuena y Navidad, ya sea en persona y acompañado del abrazo amoroso, maternal, paternal, filial, fraterno, o a la distancia e igual de inmediato: por teléfono, radio, televisión e Internet; o a través de telégrafo, correo postal, y medios de comunicación impresos, cuyos requerimientos y tiempos respectivos lo hacen llegar en algunas ocasiones en días posteriores, cual es el caso de la presente colaboración en Cambio de Michoacán.
Es por eso que al escribir ¡Feliz Navidad! queda manifiesto el personal y sentido deseo de que ahora, y siempre, se realicen a plenitud sus anhelos, con salud, amor, felicidad y prosperidad, en compañía de sus seres queridos: en este tiempo y en todos los tiempos de su vida. Ni más ni menos.

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