México guadalupano
Eduardo Garibay Mares
Viernes 15 de Diciembre de 2006
Por su origen milagroso y por la fe que el pueblo le prodiga, la Virgen de Guadalupe es uno de los máximos símbolos de la identidad indígena, criolla y mestiza del pueblo de México, al que distinguió como católico, devoto, religioso y guadalupano, con sus cuatro apariciones a Juan Diego, recientemente santificado.
Así lo ejemplifica la tregua de amor guadalupano que cada año esfuma el caos que daña al país, misma que ocurre desde la víspera del 12 de diciembre, cuando en todos los poblados se culmina con peregrinaciones para venerar a la Madre de Dios, integradas por familias, vecinos, amistades, campesinos, obreros, comerciantes, empleados y empresarios, que acuden a festejar, ofrendar, pedir alivio a sus necesidades, agradecer dones recibidos y, principalmente, a ponerse al amparo de la Virgen de Guadalupe, madre de los mexicanos, reina de México y emperatriz de América. Día de fiesta nacional al que precede el cotidiano rezo del rosario, del 28 de octubre al 12 de diciembre, esto es, 46 rosarios que refieren al mismo número de estrellas que adornan el manto virginal de la advocación mexicana de María, madre de Jesús, el hijo de Dios hecho hombre.
Juan Pablo II el Papa Guadalupano
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