lunes, 7 de abril de 2014

Hermanamiento José María Morelos y Pavón. APREFOJAC - APECOMOR. Marzo 17 de 2014



Sentimientos de la Nación, 1813 Constitución de Apatzingán, 1814 Estado de Morelos, 1869

Memoria histórica de aporte al presente
y de proyección al óptimo porvenir de México

Hermanamiento José María Morelos y Pavón
Asociación de Prensa y Fotógrafos de Jacona, A. C., APREFOJAC – Asociación de Periodistas y Comunicadores de Morelos, APECOMOR











































Conserven los derechos de hombres libres, avivando las artes que socorren a la sociedad: Morelos




Llamado de Morelos a los soldados mexicanos que al mando del español Calleja atacaban en Cuautla a los independentistas

Eduardo Garibay Mares
Prensa Libre
Jacona, Michoacán. Marzo 17 de 2014. No. 876. Página 2

Cuautla de las Amilpas. 23 de marzo de 1812.- Soldados que militan bajo las banderas de Calleja, escúchenme un momento procurando poner libre su entendimiento, para poder distinguir las verdades que desconocen por el entusiasmo en que los tienen, o por la costumbre de obedecer, como desde trescientos años, sin saber siquiera por qué obedecen.
¿Hasta cuándo, hasta cuándo será depuesta su ceguera?
¿Hasta cuándo conocerán sus derechos?
¿Hasta cuándo retribuirán con el reconocimiento a la obligación en que están con sus legítimos jefes mexicanos, que se desvelan por su libertad y conservación?
¿Díganme, errados hombres, cuál es el rey que defienden?
¿Se les oculta acaso que, prisionero en Francia con toda su real familia, el rey Fernando VII se ha ligado con el estrecho caso de parentesco con Napoleón Bonaparte, casándose con la hija del emperador de Alemania, y que José Bonaparte, Pepe Botellas, es rey de España?
¿No han oído decir siquiera, que al faltar Fernando VII y su familia de España, empezaron los europeos a formar Juntas para gobernarnos, ya la de Sevilla, ya la Central, ya la de Regencia, queriendo que en cada una de ellas resida la soberanía, aunque ninguna de ellas tiene legitimidad, y que después todas éstas han ido saliendo traidoras e inicuas, entregando cada una la parte que ha podido al francés?
Díganme, ¿qué pretenden con esa obstinada resistencia? Yo se los diré con sumo dolor de mi corazón. Escúchenme.
¿Pretenden sea presa del francés nuestra querida patria, que se extinga de este precioso reino la sagrada religión, que se conviertan los sagrados templos en casas de prostitución, que sobreviniendo todo aquel cúmulo de males que no pueden dejar de conocer, ni yo me atrevo a prorrumpir sin lágrimas, sean instrumento inmediato de su aniquilación temporal y espiritual?
¿Pelean por despojar al Señor Omnipotente de esta preciosa heredad y entregarla a Satanás?
No comprendo cómo tienen valor para coadyuvar a la más bárbara empresa que han visto lo siglos.
Ustedes, que han dado siempre pruebas de amor a la religión, amor a la patria, ¿por qué, les pregunto, se han convertido en tiranos contra Dios, contra la patria, contra sus hermanos y contra ustedes mismos?
¿Por qué amparan con tanto entusiasmo a los europeos que son sus mismos verdugos?
¿Qué no han observado acaso cómo se jactan y alegran de ver derramada su sangre en las campañas?
¿Cómo se complacen al ver sus mujeres e hijos, hermanos y amigos, suspirando y padeciendo en sus chozas?
Todos dicen: contribuye a nuestra felicidad temporal, los criollos salvajes unos con otros se matan, sus familias perecen y mientras más tiempo menos insurgentes.
Así se explican éstos aun a vista de ustedes mismos. ¿Cuáles serán sus conferencias privadas? Medítenlas si tienen valor, porque yo me asombro al considerarlas.
Escuchen las interiores voces de su conciencia, que ella los hará ver con luz más clara que la del día, la maldad más inaudita de que estáis poseídos; y sobre todo, no me podrán negar cuántas veces, cuántas veces hablando con ustedes mismos al impulso de la voz de Dios, han dicho:
¿Qué es lo que estoy defendiendo? ¿Por qué me afano y expongo mi pecho al frente de las armas de mi amada Nación?
Y no han encontrado otra respuesta en su conciencia que: Por defender a los europeos y sus haberes. Y como éstos los tienen embelesados con aquella diabólica política sugerida del común enemigo, de ésta toman opinión y prosiguen, pero no sin que su conciencia los persuada lo contrario, sino que estén sordos a las voces de Dios y de la naturaleza que, como pregonera, es fuerza que les hagan aquella impresión que perciben hasta los animales irracionales guiados de su instinto.
Pregunto a ustedes: ¿Han visto animal que busque de intento su aniquilación?; pero para qué es persuadirlos, cuando conocen los males y los bienes, y abusan de éstos y buscan aquéllos sin poder yo penetrar la causa que los mueve.
¡Oh Americanos, amados compatriotas míos, despierten de ese letargo que les tiene ofuscadas las potencias y sigan, les suplico, escuchando a quien desea el complemento de sus felicidades!
Sepan que la Soberanía, cuando faltan los reyes, sólo reside en la Nación; sepan también que toda Nación es libre y está autorizada para formar la clase de gobierno que le convenga y no ser esclava de otra; sepan igualmente que estamos tan lejos de la herejía, que nuestra lid se reduce a defender y proteger en todos sus derechos nuestra santa religión, y extender el culto de Nuestra Señora la Virgen María como protectora y defensora visible de nuestra expedición; y si quieren ver milagros asombrosos y portentos originales en este reino, vengan, vengan uno siquiera de ustedes y estoy seguro que quedarán pasmados al ver los efectos maravillosos que ha hecho su continuo bloqueo en este pequeño pueblo protegido del cielo.
Lejos de ser horrible su tenaz fuego a sus habitantes, antes se regocijan y complacen en Dios y su Madre Virgen, viendo los efectos, repito, tan al contrario de la naturaleza, que corrobora la fe de sus vecinos y los esfuerza a la continuación de nuestra justa causa, que es justa y santa. Sólo les diré, por último, que nuestras armas están pujantes y la América se ha de poner libre, quieran o no quieran ustedes, y que al luchar contra sus hermanos de América, sólo conseguirán que se derrame más sangre.
¿Y qué sangre? Díganlo ustedes mismos: la de los mexicanos, sea de éste o de ese partido, pues los europeos bien saben guardarse, y también alegrarse, de la infeliz y desgraciada suerte de ustedes, como bien lo saben.
¿Cuando se hallen ante el Divino Tribunal, qué descargo darán de esta porción de sangre derramada por ustedes?
Tiemblen amados compatriotas de continuar en estos crímenes tan bárbaros; laven ese feo borrón, convirtiendo esas bayonetas contra esos cuantos europeos amilanados que están a su retaguardia, a quienes no hemos apabullado nosotros, no por falta de fuerza, sino porque para llegar a ellos es necesario primero derramar la sangre de ustedes, que por delante custodian como cosa sagrada a la soberbia y tiranía ¡Qué vergüenza! ¿Qué entusiasmo tan sometido de un cristiano católico, que no haría otro tanto un turco o moro?
Por conclusión, quisiera preguntarles una cosa: ¿Cómo tienen valor, cómo tienen auxilio en su naturaleza para dirigir sus tiros a los sagrados templos de Jesucristo, donde reside sacramentado, donde se ofrece repetidas veces en sacrificio?
Estoy cierto que aunque se reuniesen todas las potestades de la tierra y las del cielo, si posible fuera, no serían bastantes a hacerme contener una maldad sobre toda maldad; perdería mil vidas antes que hacer fuego a aquel Señor que fabricó los cielos y la tierra; creería que en el momento de hacer fuego al cañón, me arrojaba a los infiernos.
Vuelvo a proseguir suplicándoles que mediten estas verdades y detesten ese partido y se integren a su patria, como deben, ya que al unirse a los dignos jefes que por ella luchan serán no solamente bien recibidos, sino premiados altamente por sus acciones y, sobre todo, agradarán a Dios, a quien ruego ilumine sus potencias, siendo propicio en perdonarlos.
José María Morelos y Pavón



Crónica de Morelos. Marzo 1812

Eduardo Garibay Mares
Prensa Libre
Jacona, Michoacán. Marzo 17 de 2014. No. 876. Página 2

Día 10. Envalentonado para atacar al general José María Morelos fortificado en Cuautla, el general Félix María Calleja inició el bombardeo contra los sitiados independentistas al sumársele el refuerzo del general Ciriaco del Llano con dos mil soldados, quien recién derrotado por insurgentes en Izúcar se estableció al oriente, en las lomas de Zacatepec, en Cuautla, sin interrumpir ni de día ni de noche durante cinco días su ataque contra esta ciudad de la Intendencia de México, a la que no se había atrevido a enfrentar desde que fue vencido por la estratégica defensa del general José María Morelos, quien el día 19 del anterior mes de febrero lo había combatido triunfante al frente de las tropas de su Ejército del Sur.
Día 13. Morelos mandó instrucciones a Miguel Bravo, quien venía de combatir en Yanhuitlán, para que allegara mayor cantidad de provisiones al reunírseles en Cuautla. Al reconocer el general Calleja que la firmeza de ánimo con que superaban los sitiados las privaciones, informó al virrey Francisco Javier Venegas que tales circunstancias dificultaban el triunfo y que para una definitiva acometida virreinal, era necesario el inmediato envío de la gran artillería de Perote, Veracruz, y todo apoyo bélico que fuera posible.
Día 15. Fortificado Miguel Bravo en el rancho de Mayotepec, con ochocientos hombres a su mando y cuatro cañones, fue combatido al amanecer al ordenar Calleja que el batallón de Lovera mandado por el sargento mayor José Enríquez, y cuatrocientos soldados de caballería a las órdenes de Morán, atacaran para prevenir que su línea fuese atacada por un embate insurgente que pudiera ser secundado por los sitiados.



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