miércoles, 27 de julio de 2011

Personajes de la Historia







Colón y causales de su empresa (1ª de 2 partes)
Eduardo Garibay Mares
Viernes 21 de Octubre de 2005
Al General Lázaro Cárdenas del Río (21/mayo/1895-19/octubre/1970), en el XXXV Aniversario Luctuoso, cuya memoria sigue en espera de la dedicación de una hora de trabajo en vez de un minuto de silencio.
Primera parte
En el conocimiento de punta y avances tecnológicos en cuanto a diseño y elaboración de instrumentos marítimos y embarcaciones, radica el principio, el comienzo, la razón, del arribo de Cristóbal Colón a tierras del inesperado «Nuevo Mundo», el 12 de octubre de 1492, que él creyó que era su llegada a «Las Indias», a través de la ruta occidental por él trazada hacia el «Lejano Oriente»; causa que conllevó a efectos, resultados y consecuencias en torno a la porción de este planeta donde con el coloniaje igual se impuso entonces la toponimia europea al denominarla «América»: tierra de conquista, dominio, y explotación de gente nativa que, donde no fue exterminada totalmente, dio origen a la población mestiza que hoy mayoritariamente la puebla.
Precedentes de la expansión marítima
Las causas del conocimiento de los océanos tuvieron sus inicios desde el siglo XII, cuando todo el comercio que Europa mantenía con Asia era sostenido por Venecia y Génova, siendo luego que los venecianos destruyeron la flota genovesa, que a partir de 1381 quedaron como los únicos capaces de mantener el remunerador comercio con los países de Asia, el «Lejano Oriente».
Fue hasta el siglo XIII que los reyes de la casa de Aragón intentaron apoderarse de una parte del comercio oriental, y para ello ocuparon Acre, en la costa de Siria, más a pesar de su influencia en Sicilia, no quebrantaron el monopolio veneciano. Empero, no obstante la gran importancia de este tráfico que Venecia mantenía con China, a través de los puertos sirios, Europa carecía del conocimiento preciso referente al Asia. Siglo en que las embajadas enviadas a Karakorum en 1246, por el Papa Inocencio IV, y en 1253, por Luis IX, así como el viaje de Marco Polo a China y su obra Libro de las maravillas, que reveló a Europa grandes riquezas de aquel país, reanimaron el interés por las remotas regiones designadas con la vaga denominación de «Las Indias».
En esa época la ciencia árabe devolvió a Europa el conocimiento de los geógrafos de la antigüedad, especialmente Eratóstenes, que admitía la esfericidad de la Tierra. No obstante, cuando Marco Polo describió Catay, China, se creyó que se extendía mucho más al este, razón por la cual los geógrafos atribuyeron al Asia una enorme extensión, que la acercaba considerablemente a Europa: en 1492 Martín Behaim dibujó un mapamundi donde ubicó a Cipango, Japón, en la longitud que corresponde a California.
Desde las postrimerías del siglo XIV, los españoles expulsados de Siria buscaron nuevos mercados e hicieron notables progresos geográficos por todo el litoral mediterráneo. La construcción de navíos más potentes, por parte de los astilleros venecianos en el curso de la Guerra de los Cien Años, para ir directamente por mar a Brujas y el uso de la pólvora, respectivamente, fue lo que permitió acometer viajes de alta mar y aventurarse en busca de nuevas y más lejanas rutas marítimas.
Conjuntamente, los progresos científicos hacían cada vez más viables las expediciones marítimas, unidos a la experiencia práctica de navegación y a los conocimientos y técnicas náuticos: la brújula magnética, traída de China, país que Ptolomeo había citado con el nombre de Sérica; el astrolabio, tomado de los árabes; el reloj de sol; el nocturlabio; el escandallo y la sondaleza; el cuadrante y el anteojo; así como el conocimiento de datos y cálculos astronómicos, aritméticos y geométricos complementarios para la navegación, es decir, las tablas de diferencia, conocidas como la toleta de Marteloio, las cartas marinas y los derroteros.
España, Portugal y el papado
Los portugueses eran dueños de las rutas africanas gracias a que el Papa Nicolás V, mediante una bula, les había concedido a perpetuidad todas las tierras que descubriesen a lo largo de dicha costa, y para entonces ya se aprestaban a ir a La India por El Cabo. Después del primer viaje de Colón, con la creencia de haber asentado sus reales en la costa de China, e inquietos por los progresos de la náutica portuguesa, los reyes de España decidieron reservarse la vía marítima de la seda y apelaron al Papa Alejandro VI, para que les garantizara la propiedad de las tierras descubiertas y por descubrir.
El Papa impuso a los reyes la condición de incorporar a los habitantes «infieles» a la doctrina cristiana, y señaló los límites de los dominios de España y Portugal, gracias a la bula Inter Caetera, fechada el 4 de mayo de 1493, mediante una línea imaginaria de demarcación, de Polo Norte a Polo Sur, a unos 470 kilómetros al oeste de Las Azores, la Línea Alejandrina, que dividía al «Mar Océano» y que fraccionaba el mundo no conocido por los europeos en dos partes: una para España, que sería soberana de todas las tierras y aguas al oeste de dicha línea; y otra para Portugal, dueña de aquéllas situadas el este. Don Juan II, rey de Portugal, se inconformó, sin protestar ante el Papa, y entró en pláticas directas con los reyes de España: ambas naciones firmaron el 7 de junio de 1494 el Tratado de Tordesillas, con el cual la línea que dividió y repartió al «Nuevo Mundo» extraeuropeo fue desviada hasta 270 kilómetros al oeste del Cabo Verde, para permitir a los portugueses apropiarse de lo que hoy se conoce como Brasil.
Cristóbal Colón, el navegante
Influido por el humanista Toscanelli, y por relatos de cosmógrafos antiguos compilados en la obra Imago Mundi del cardenal Pierre D’Ailly, canciller de la Universidad de París durante el reinado de Carlos VI, Colón constituyó los fundamentos de su proyecto de viajar a China por el Atlántico, en dirección al oeste, luego de profundizar en estudios de geografía, cosmografía, náutica y cartografía.
Al ser rechazados sus planes en 1483 por el monarca Juan II de Portugal, finalmente logró suscribir el 17 de abril de 1492 las «Capitulaciones de Santa Fe», con Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, para montar una empresa con el objetivo mercantil de establecer comunicación marítima directa con los pueblos productores de oro, seda y especias, mediante lo cual a Colón le fue concedido el título hereditario de gran almirante, con el virreinato y el monopolio comercial de los territorios que pudiese descubrir.
La mañana del viernes 3 de agosto de 1492 zarpó del puerto de Palos la flota de la memorable expedición. Colón decidió navegar primero por rutas conocidas y puso rumbo a las Islas Canarias, ya que había observado que los vientos alisios soplaban en dirección occidental en esas latitudes. Conocimientos y buena dirección de las naves que serían decisivos para el arribo a nuevas e ignoradas tierras.
Corolario
Analizados antecedentes y circunstancias que determinaron en Europa el proceso de expansión a ultramar, es obvio que el conocimiento del «Nuevo Mundo», cuya superficie conjunta mide más de 42 millones de kilómetros cuadrados, superó todas las expectativas de lucro de los europeos. Ni más ni menos.


Colón y causales de su empresa (2ª y última parte)
Eduardo Garibay Mares
Viernes28 de Octubre de 2005
 Por eso, mundo, digo, basta de continuar depredando la vida con infinitos modos, detente, encausa el rumbo, no hay a dónde llegar, cuando lobo que es lobo del hombre, somos todos. Eglisic Severo Garrios
Segunda Parte
Después de siglos de servir sólo para bordear costas continentales e isleñas de Europa, África y Asia, el conocimiento de punta y avances tecnológicos, en cuanto a diseño y elaboración de instrumentos marítimos y embarcaciones, constituyeron causales de la empresa de Cristóbal Colón, financiada por la Corona Española que igual aportó apoyo económico, político y naval al navegante que, en busca de otra ruta marítima hacia “Las Indias”, zarpó con su flota de expedición del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, año de su primer viaje en que desembarcó en la islas: Guanahaní, hoy Santo Domingo, el 12 de octubre; Santa María de la Concepción; Fernandina; Isabela; Juana, actual Cuba, el 28 de octubre; y La Española, ahora Haití, el 5 de diciembre.
Para su segundo viaje zarpó de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y las islas a las que arribó fueron: La Deseada, hoy Dominica, el 3 de noviembre; Guadalupe y otras de las Pequeñas Antillas; así como San Juan Bautista, ahora Puerto Rico, el 19 de noviembre de dicho año. En su tercer viaje Colón salió de Sanlúcar de la Barrameda, el 30 de mayo de 1498, y llegó a la isla Trinidad el 31 de julio; al Orinoco, el 1 de agosto; y a las costas del golfo de Paria, Venezuela. Tras levar anclas de Cádiz el 9 de mayo de 1502, en este año de su cuarto viaje llegó a las islas: Santa Lucía, actual Martinico, el 15 de junio; Guanajo, en la costa de Honduras, el 30 de julio; y tras rodear el cabo Gracias a Dios, llegó al istmo de Panamá, provincia de Veraguas, el 12 de septiembre. Cristóbal Colón regresó a España en septiembre de 1504, y murió en Valladolid a los 55 años de edad, el 20 de mayo de 1506, persuadido de haber alcanzado China.
Navegantes en ámbito extraeuropeo
La Corona española decidió sentar sus reales a lo largo de la nueva vía marítima, después del primer viaje de Colón, y apeló al papa Alejandro VI quien, con la Bula Inter Caetera, el 4 de mayo de 1493 demarcó los dominios de España y Portugal, a condición de que incorporasen a los habitantes “infieles” a la doctrina cristiana, mediante la línea imaginaria ubicada a 470 kilómetros al oeste de las islas Azores, con que dividió del Polo Norte al Polo Sur al “Nuevo Mundo” en dos partes, donde España reinaría en todas las tierras al oeste de dicha línea y Portugal en aquellas situadas el este: una división que los soberanos de ambos reinos ampliaron en beneficio de Portugal, que así pudo apropiarse del territorio que hoy constituye la nación de Brasil, por medio del Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494, con el que se desvió 270 kilómetros, al oeste del Cabo Verde, la “Línea Alejandrina” que partió y repartió al mundo extraeuropeo.
Fue Américo Vespucio quien se dio cuenta que el “Nuevo Mundo” del hemisferio occidental era en realidad otro continente, llamado luego América en su honor. En 1512 Vasco Núñez de Balboa vislumbró por vez primera el océano Pacífico, desde las cumbres montañosas de América Central. A cada paso, el mundo aparecía con una vastedad jamás supuesta por sus pobladores. Sostenido por Carlos V, Fernando de Magallanes realizó de 1519 a 1522 un viaje de circunnavegación, y aunque murió flechado por habitantes de Filipinas, una de las cinco carabelas de su flotilla, mandada por Juan Sebastián Elcano, logró al fin anclar en Sevilla. Desde entonces los europeos se disputaron el predominio y apoderamiento de aquella parte del mundo que les era ajena.
Tal reparto no agradó a las demás naciones europeas, que acudieron por su tajada sin hacer caso de la Bula papal, por ser protestantes. Inglaterra y Francia, así como Alemania y Holanda, exploraron regiones al norte del nuevo continente en busca del paso occidental hacia “Las Indias”, sólo que al no encontrarlo y hallar lugares no ocupados por los países católicos, se dedicaron a colonizar territorios situados al norte del paralelo 40.
Repercusiones de la expansión colonial
Tras haber zarpado en busca de una ruta marítima directa hacia China, para apoderarse del tráfico de la seda, igual que Portugal lo había hecho con el de las especias, España arribó al “Nuevo Mundo” donde conquistó, colonizó y explotó sus respectivas áreas de dominio. Así logró en 1531 fondear en Cádiz los primeros galeones cargados de plata, e incorporarse a la nueva economía europea, gracias a que obtenía tal riqueza de sus colonias, en un contexto en que el comercio exterior adquirió suma importancia en todo Estado monárquico, no sólo por el numerario que aportaba, sino por rentas aduaneras y la creación de grandes fortunas y bancos, que permitían al concerniente Estado la emisión de empréstitos y constituían elementos esenciales de centralización una política en que España y Portugal se atribuyeron el monopolio del comercio colonial e Inglaterra y Francia, sin colonias, aumentaron sus exportaciones por medio de tratados de comercio.
Por causa de los vastos imperios coloniales de España y Portugal en ultramar, entre las consecuencias trascendentales para toda la economía mundial se considera de mayor importancia el que Atlántico destronó definitivamente al Mediterráneo, al igualmente darse el desplazamiento de las grandes rutas internacionales de tráfico entre Europa y Asia, ya que, por ejemplo, aunque Venecia conservó el acceso a la ruta continental de la seda, perdió todo contacto marítimo con la India, por lo que en adelante las especias se vendieron cinco veces más baratas en Lisboa que en Venecia, a donde sólo podían llegar por la ruta de las caravanas, que implicaba mayores gastos.
Conclusiones
En un contexto imperialista, por cuestiones mercantiles, políticas y/o religiosas, el océano Atlántico fue la vía para la expansión europea, resultante del propósito de encontrar una ruta marítima al oriente, por parte de Cristóbal Colón, quien después de suscribir las Capitulaciones de Santa Fe con los reyes de España, que le otorgaron el título hereditario de Gran Almirante, junto con el virreinato y el monopolio comercial de los territorios que pudiese descubrir, y luego de su exitoso primer viaje, jamás pensó que acabaría por morir abandonado y pobre. En cambio, tanto España como las demás monarquías europeas sí vieron superadas todas sus expectativas de lucro, dado que la expansión colonial significó una profunda revolución para la economía internacional.
Fue en el auge de esa nueva economía europea que Francia labró su progreso en la industria, Inglaterra fundó su prosperidad en la flota, los Países Bajos se convirtieron en gran mercado de tráfico internacional y, desafortunadamente, España se limitó a enriquecerse, usufructuando su coloniaje, mediante la conquista y dominio ejercidos por súbditos peninsulares y criollos, a quienes concedió cuantos beneficios pudiesen lograr de la explotación de los recursos naturales de este territorio y de los habitantes a evangelizar: mundo indígena para el que la llegada de los europeos sí superó las expectativas de sus peores augurios. Ni más ni menos.

Citado en Internet:
Colón y causales de su empresa: la Corona Española que igual aportó apoyo económico, político y naval al navegante que, en busca de otra ruta marítima hacia Las Indias, zarpó con su flota de expedición del Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492, año de su primer viaje en que desembarcó en la islas: Guanahaní, hoy Santo Domingo, el 12 de octubre; Santa María de la Concepción; Fernandina; Isabela; Juana, actual Cuba, el 28 de octubre; y La Española, ahora Haití, el 5 de diciembre.
Colón y causales de su empresa  (Sin vínculo ahora)


 
Miguel Hidalgo ayer y hoy
Eduardo Garibay Mares
Viernes 12 de Mayo de 2006
«Por el 10 de Mayo, a Mamá:
Y qué sería de mí, sin tu cuidado, y qué sería de mí, sin tu cariño
…y qué sería de mí, madre querida, si no te hubiera yo tenido a ti.
Quién si no tú me enseñara a distinguir los colores,
quién cortara las espinas para darme sólo flores.
Quién si no tú me protege, quién más que tú me hubo amado,
quién está siempre conmigo ...quién siempre estará a mi lado.
Quién si no tú me enseñara,
que en el cielo hay una estrella por cada alma que se va,
…y dónde, si no en tus ojos, vi la palabra: mamá.
Quién si no tú me enseñara a defenderme en la vida,
a quién me debo completo si no a ti, madre querida.
Por eso madre querida a Dios adoro y bendigo,
Gracias, madre, gracias, Dios, por ser tan buenos conmigo».
                                                                  Eglisic Severo Garrios

El 8 de mayo la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo conmemora el nacimiento del hijo primogénito de Ana María Gallaga y Cristóbal Hidalgo y Costilla, en un festejo a cuya difusión en Morelia y la entidad, el Estado mexicano debe sumarse para darle debidos espacios tanto en medios impresos como en trasmisiones en vivo a través de la radio y la televisión, en ámbito nacional e internacional.
Porque la conmemoración efectuada en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, deja ver con el creciente desaire por parte del Estado Mexicano, y de los concernientes medios de comunicación de amplia cobertura al interior del país y hacia el extranjero, la supremacía de una corriente que prevalece como legado de aquellos que igual pretendieron desvanecer, de la memoria histórica del país, el nombre de Hidalgo, tras desaparecerlo físicamente de la faz de la tierra.
Campesino y nicolaita
Miguel Hidalgo nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de Corralejo, en el rancho San Vicente, jurisdicción de Pénjamo, en Guanajuato. De crianza campirana, desde niño creció entre labores del campo y rudos trabajos agrícolas y, ya adolescente, fue enviado a Valladolid en 1767, para continuar su educación literaria en el Colegio de San Nicolás Obispo. A causa de su astucia Hidalgo fue llamado El Zorro, por sus condiscípulos, y a su excelente aprovechamiento escolar, especialmente en los cursos de teología y filosofía, aunó el que nunca limitó su instrucción a la que se impartía en las aulas. Respecto a idiomas, además de algunos conocimientos del italiano y del hebreo, él hablaba latín, griego y francés, así como las lenguas indígenas náhuatl, purépecha y otomí.
Catedrático y sacerdote liberal
En el año de 1770 pasó a la Real y Pontificia Universidad de México, donde en 1773 obtuvo el grado de bachiller en teología y en 1778 recibió la orden sacerdotal. Siendo catedrático del Colegio de San Nicolás, en 1790 fue nombrado rector y entonces sugirió cambiar los textos para la enseñanza de la teología, en consideración a los alumnos y a su mejor preparación, y propuso integrar a la currícula la Geografía, la Historia, la Patrística y la Crítica, ciencias ahora llamadas auxiliares, para saber si era cierto lo afirmado por los teólogos.
Además del de Colima, sirvió en varios curatos antes de ocupar el de la Congregación de Dolores y Villa de San Felipe, a principios del siglo XIX, donde al dedicarse también a la agricultura y a la industria Hidalgo extendió el cultivo de la uva y la cría de abejas, propagó la plantación de moreras para cría del gusano de seda e industria de ropa, fundó una fábrica de ropa y otra de ladrillo, así como talleres de artes, construyó pilas destinadas al curtido de pieles, y alentó a los feligreses a estudiar música, a la que él era muy aficionado. Labrador en el día, recorría la campiña y se confundía con los trabajadores compartiendo sus faenas. Pensador en el crepúsculo, en el estrado expresaba sus sentimientos con elocuencia apasionada y revolucionaba las conciencias con avanzadas e innovadoras teorías. Hombre de sociedad en la noche, en tertulias hacía sentir la audacia de su talento.
Bueno para el pueblo, malo para élites
Las costumbres de Hidalgo, distintas a las de la generalidad del clero, y el haberle dado su curato una transformación que lo hacía parecer más una próspera comuna que una congregación de indios, de siervos, despertaron la suspicacia inquisitorial y a mediados de 1800 fue promovida una causa secreta en su contra, misma que fue sobreseída a fines del año siguiente, y cuyos principales capítulos de acusación eran, entre otros: primero, el examen imparcial que él hacía de las Sagradas Escrituras y de la disciplina eclesiástica; segundo, sus deseos de un cambio de gobierno; y tercero, su conducta mundana, todo mediante testimonios que señalaban, entre otras cuestiones, que Hidalgo: uno, explicaba como filósofo el mecanismo del mundo; dos, deseaba para esta América la libertad; tres, discutía sobre si era mejor el gobierno republicano que el monárquico; cuatro, afirmaba que los soberanos eran unos déspotas tiranos; y cinco, hacía aparecer a los pobladores de América como subyugados y engañados por sus gobernantes.
De ahí que la causa inquisitorial contra Hidalgo fuese mandada continuar en 1810, cuando la proclamación de la independencia lo hizo blanco de todos los odios y rencores políticos, al figurar ya como generalísimo de los ejércitos americanos, tras iniciar la guerra insurgente el 15 de septiembre del citado año. Sin embargo, dichas acusaciones muestran la semblanza del hombre quien más que sacerdote era un filósofo, el que dedicado al estudio vislumbró nuevos horizontes políticos y al que su criterio le hizo notar las contradicciones, pues poseía conocimientos superiores y su conciencia no se avenía con la forzada sumisión a ideas dominantes, puesto que el estudio y el raciocinio eran la base toral de sus convicciones, de su conducta.
Corolario
A los 58 años de edad Miguel Hidalgo murió fusilado en Chihuahua, el 30 de julio de 1811, y su ejemplo y pensamiento viven; es por eso que al digno homenaje que la Universidad Michoacana realiza por el natalicio del Padre de la Patria debe dársele la importancia que merece en Morelia, en Michoacán y en todo el territorio nacional, tanto por parte del Estado mexicano como de los medios de comunicación masiva, a fin de que con sustento en la herencia cultural e histórica de la República mexicana, ésta encauce su camino y finiquite la crisis que hoy asola al país, e igual erradique en la búsqueda de soluciones la toma de atajos y/o de héroes extranjeros, cuya valía en respectivos países no quita el que sean por demás ajenos a la nación mexicana, donde por ello también alerta el desaire oficial y mediático a la conmemoración nacional del natalicio de Hidalgo. Ni más ni menos.


Hidalgo y la nación mexicana
Eduardo Garibay Mares
Viernes 28 de Julio de 2006
Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga debe rememorarse cotidianamente, y no sólo en día patrio o por evento oficioso-político en su aniversario de natalicio o defunción, y para ello se necesita un proyecto educativo nacional de rescate, preservación y difusión de su memoria, que implique suma de espacios en medios impresos, televisivos, radiofónicos y digitales, para que a la luz del conocimiento de su vida y obra generaciones actuales y futuras se beneficien, mediante la concerniente aplicación de su vigente y vanguardista legado, como: primero, estudiante, catedrático y luego rector del Colegio de San Nicolás, fundado en Michoacán por Vasco de Quiroga en 1540; segundo, empresario agrícola e industrial; tercero, pensador de avanzadas e innovadoras teorías, sustentadas en el estudio, la capacidad, la cultura, el trabajo, la igualdad, la fraternidad y la libertad; cuarto, insurgente forjador de la nación mexicana; y quinto, precursor del periodismo independiente.
Así lo mostró, convencido de que la libertad es inherente al ser humano, cuando apenas iniciada la lucha independentista abolió la esclavitud en 1810, primero en Valladolid hoy Morelia, el 19 de octubre, y después en Guadalajara, el 6 de diciembre; e igual, cierto de que el proceso difusión-adquisición del conocimiento es poder, fundó, para también apoderar a la nación mexicana, El Despertador Americano, primer periódico independiente cuyo número uno se publicó el 20 de diciembre de dicho año.
Lucha, victorias, derrotas y muerte
Iniciador de la lucha armada por la Independencia de México, Hidalgo murió fusilado el 30 de julio de 1811. Primogénito de Ana María Gallaga y Cristóbal Hidalgo y Costilla, nació el 8 de mayo de 1753 en la Hacienda de Corralejo, en Guanajuato. Inserto en la carrera religiosa, fue párroco de Dolores, sitio donde al alba del 16 de septiembre de 1810 inició, con el llamado «Grito de Dolores», la lucha insurgente por la Independencia, bajo la protección de la Virgen de Guadalupe y al mando de un ejército formado por mestizos e indios.
Tras la toma cruenta de Guanajuato y la rendición pacífica de la ciudad de Valladolid, rumbo a la capital del país Hidalgo llegó al Monte de las Cruces, limítrofe entre Toluca y el Valle de México, donde tras duro enfrentamiento derrotó a las tropas virreinales, el 30 de octubre, sin embargo, no obstante tener a su alcance la toma de la Ciudad de México, tras exigir hablar con el virrey Francisco Javier Venegas y antes de saber si tendría respuesta, sin dar explicación ordenó la retirada hacia Querétaro, lo cual aprovechó el español Félix María Calleja, quien lo persiguió al mando del Ejército Imperial y lo alcanzó en Aculco, Querétaro, donde el 7 de noviembre le causó terrible derrota. A la par que reprobado por la Iglesia Católica, que lo excomulgó en diciembre del mismo año, Hidalgo fue también cuestionado por los suyos, a causa de su opción de no tomar a sangre y fuego la Ciudad de México, como sucedió en Guanajuato, una decisión que le valió la enemistad de Allende y que favoreció el acoso de Calleja, quien lo alcanzó en Guadalajara, lugar en que Hidalgo había podido reorganizar con premura su ejército, para entonces de unos 100 mil hombres, aunque al enfrentar el 17 de enero de 1811 al Ejército Realista, en Puente de Calderón, la derrota de su contingente fue completa.
Relevado del mando militar en Aguascalientes, Hidalgo conservó el liderazgo político, y al frente de una parte de la tropa llegó a Zacatecas, donde tras lograr apoyo para la causa, aunque mínimo, marchó a Saltillo a fin de luego conseguir pertrechos de Estados Unidos de Norteamérica, lo cual no logró, ya que el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján, Coahuila, el coronel Francisco Elizondo fingió unirse al movimiento, los emboscó, los hizo prisioneros, y los condujo a Chihuahua, para someterlos a consejo de guerra. Ahí la tropa fue enviada a Durango, e Hidalgo y demás caudillos a Monclova, Coahuila, y después a Chihuahua. Sentenciados a muerte, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez fueron fusilados el 16 de junio, en tanto que Mariano Abasolo, condenado a cadena perpetua, falleció en 1816 en la prisión de Santa Catalina, en Cádiz.
Después de un juicio sumario, militar y eclesiástico, Hidalgo fue degradado de su carácter sacerdotal y el 3 de julio fue sentenciado a muerte por ser «reo de alta traición y mandante de alevosos homicidios». Muerto a las 7:00 de la mañana del 30 de julio de 1811, su cuerpo ensangrentado fue expuesto al público, e inmediatamente le fue cercenada la cabeza con un machete. Su cuerpo decapitado fue sepultado en Chihuahua, en la Tercera Orden de San Francisco y su cabeza, al igual que las de Allende, Aldama y Jiménez, conservadas en sal y puestas en jaulas de hierro, tras peregrinar por Chihuahua, Zacatecas, Lagos, León y Guadalajara, fueron colgadas en sendas jaulas, en octubre del mismo año, en cada esquina de la Alhóndiga de Granaditas, Guanajuato, sitio en que estuvieron hasta la consumación de la Independencia en 1821.
Corolario
Excomulgado desde el 24 de diciembre de 1810 por el Papa Pío VII, la respuesta del cura Hidalgo a las imputaciones hechas fue en el sentido de que él jamás se había apartado de sus creencias religiosas, al impulsar los nobles ideales de justicia en busca de mejores condiciones de vida para los mexicanos, cuyo primer estandarte fue el de la Virgen de Guadalupe cuando, llegados del pueblo de Dolores, a las puertas de la iglesia de Atotonilco él lo enarboló como la única imagen capaz de unir al pueblo, para lograr la independencia nacional, sustentado en el derecho que se tiene para luchar cuando la patria está en riesgo de perderse. Así las cosas, fue el Papa Juan Pablo II quien, en el año 1994, propuso, por el gran jubileo del año 2000, que la Iglesia Católica pidiese perdón al mundo por los errores cometidos en sus 20 siglos de existencia.
Con la instalación de la Primera República, en 1824 los restos mortuorios de Hidalgo se llevaron a la Ciudad de México, donde con todos los honores se depositaron, primero, en la Catedral Metropolitana, y después, en 1925, en la Columna de la Independencia, sitio en el que desde el 6 de abril de 1929 arde perenne la lámpara votiva en memoria de quienes dieron su vida por la Independencia de México, como es el caso de este prócer también precursor del periodismo independiente, que difundió el ideario de su movimiento con la publicación de El Despertador Americano, vocero insurgente de las fuerzas independentistas.
Esto es, que más allá de monumentos y de estatuas de bronce, el Estado mexicano adeuda el proyecto nacional de rescate y preservación del ejemplo y pensamiento de Hidalgo, así como la concerniente aplicación de su legado en torno a educación, cultura, trabajo, industria, producción y desarrollo comunitario, a fin de que con sustento en la herencia cultural e histórica de la República Mexicana, ésta encauce su camino y finiquite la crisis que hoy asola al país. Ni más ni menos.


Colón divisa el continente
Eduardo Garibay Mares
Viernes 4 de Agosto de 2006
El día 3 de agosto de 1492 fue cuando del andaluz puerto de Palos, Huelva, en la península ibérica, zarpó Colón con la flotilla integrada por las carabelas denominadas Pinta, Niña y Santa María, en su primer viaje por la búsqueda de la ruta marítima al oriente, que a fin de cuentas culminó su travesía con el hallazgo o encuentro, más que descubrimiento, del «nuevo mundo».
Agosto es también el mes en el que Cristóbal Colón divisó por primera vez el territorio de este continente, el día 1, en el año 1498, e igual fue que luego de entrar a otro día en el Golfo de Paria, en dicho mes tuvo su primer contacto con la tierra firme continental, el día 5, al desembarcar en la ensenada de Macuro, hecho de Colón que dio nombre de «precolombino» al periodo que comprende la historia que en torno a la hoy República de Venezuela ocurrió antes de la llegada del navegante, y que asimismo señala el de periodo de «descubrimiento», al que siguen los periodos de «conquista» y de «colonización», sufridos a manos del imperio español.
Continente a la vista
Por gozar del favor de la corona española que le sostenía sus privilegios, desde abril de 1497 se empezó a preparar el tercer viaje trasatlántico emprendido por Colón, en el cual los expedicionarios verían por vez primera el continente, siendo el 30 de mayo del año siguiente cuando tras salir del puerto español Sanlúcar de Barrameda, tres de las seis naves que constituían la expedición fueron enviadas de La Gomera, Islas Canarias, a La Española, y las otras tres continuaron su rumbo hacia las islas portuguesas de Cabo Verde y de allí al sudoeste, donde Colón y sus hombres vieron la Isla de Trinidad el 31 de julio, y después, bordeando la parte meridional de la isla, el 1 de agosto vislumbraron hacia el sur el delta de un gran río, el Orinoco, y un lugar que Colón denominó Tierra de Gracia: fue la primera visión del continente, de esa parte del territorio de la hoy Venezuela, donde el almirante se asombró no sólo de la corriente que había, pues rugía como las olas del mar que van a romper en las rocas, sino de la impetuosidad de las mismas.
Al proseguir la navegación por la costa sur, paró y desembarcó junto a un río en la ensenada de Macuro, a donde acudieron muchos nativos, quienes llamaban Paria a ese lugar: fue el primer contacto con la tierra firme continental, ocurrido el 5 de agosto de 1498. Colón navegó el día 13 hacia occidente, por la costa septentrional de la Península de Paria, y para el día 15 ya había abandonado las aguas de aquella costa, regada por grandes ríos y de vegetación exuberante, que le gustó tanto que se figuró que allí estaba el paraíso terrenal. También juzgó que esa tierra firme continental, inmensa, era un «nuevo mundo», pero aún estaba convencido de que formaba parte de Asia.
Igual en agosto, el día 9, en el año de 1499, tras zarpar del Puerto de Santa María, la expedición al mando del navegante Alonso de Ojeda, en que iban el piloto y cartógrafo Juan de la Cosa y Américo Vespucio, hizo un recorrido por toda la costa del Golfo de Paria, hasta tener a la vista una comunidad de nativos constituida por una veintena de casas, construidas en estacas sobre el agua, lugar que el florentino Vespucio llamó Venezuela, porque los palafitos, esto es, las habitaciones de los indios, estaban en la orilla del agua, semejantes a las casas de Venecia, en Italia. Por eso nombró a esa aldea «pequeña Venecia», Venezziola.
Así fue que el recorrido que Colón dejó inconcluso, fue complementado a cabalidad en la costa venezolana por estos expedicionarios, quienes asimismo confirmaron que se trataba de un nuevo continente, y a los que igual se debe la fijación de la mayoría de los accidentes geográficos, producto de su exploración por las costas.
Colón y Américo
Cristóbal Colón nació en Génova, Italia, en el año 1451 y murió el 20 de mayo de 1506, en Valladolid, España, sin saber que en su exploración había dado con un continente, hasta entonces desconocido, al que se llamaría América, en honor de Américo Vespucio.
Nacido en Florencia, Italia, también en 1451, y muerto en Sevilla, España, el 22 de febrero de 1512, Vespucio publicó en 1504 una carta dirigida a Lorenzo de Médicis titulada Mundus novus, en que describía sus viajes, y en 1505 publicó Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente ritrovate in quattro suoi viaggi, donde afirmaba que era entre Europa y Asia que existían las nuevas tierras, y fue en el año 1507 cuando el cosmógrafo alemán Martín Waldseemüller, al editar junto a su obra Cosmographiae introductio, los escritos de Vespucio, cometió el error de llamar América, la tierra de Américo, al nuevo territorio, al adjudicarle a éste el honor del descubrimiento.
Corolario
Cierto es que muchos intentos fueron hechos para nombrar al «nuevo mundo» Colombia, como la justicia en honor de Colón demanda, pero todo esfuerzo fracasó, por lo que para remediar en parte esta injusticia, Francisco de Miranda propuso se nombrase Colombia al territorio de América que fuese libertado, como un homenaje a Cristóbal Colón. Simón Bolívar acogió esa iniciativa y en 1819 fundó la República de Colombia, la Gran Colombia, con los territorios del Virreinato de Nueva Granada y la Capitanía de Venezuela, República que se disolvió en 1830 y cuyo territorio se repartió entre Venezuela, Ecuador, Panamá y la propia Colombia, que en ese momento estaba conformada por cinco departamentos: Antioquia, Boyacá, Cauca, Cundinamarca y Magdalena, misma que tras pasar a denominarse entonces República de la Nueva Granada, en el año 1863 cambió su nombre oficial al de Estados Unidos de Colombia, para finalmente adoptar el actual nombre de República de Colombia, en 1886.
Así las cosas, también es verdad que con la llegada de Colón al «nuevo mundo», el 12 de octubre de 1492, se inició un periodo de exploración, conquista y colonización del territorio, que duraría tres siglos bajo el dominio de la corona española: fue entonces cuando terminó la prehistoria y comenzó la historia escrita por los hombres llegados en los veleros allende el Atlántico, quienes encontraron, conocieron y se apropiaron de aquel «mundo» ignorado por los países occidentales y orientales, y para ellos nuevo, donde la confrontación violenta, igual que en el resto del mundo, fue el comienzo de la historia de los países latinoamericanos, y acaso, como en el mundo entero, también será su fin. Ni más ni menos.


José Garibay Romero en la historia
Eduardo Garibay Mares
Viernes 25 de Agosto de 2006
Fue en agosto de 1938, en el Congreso de Unificación Campesina realizado en el Teatro Ocampo de Morelia, que José Garibay Romero efectuó, como secretario general, la transición con que la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo, CRMDT, dio origen a la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos en Michoacán, para coparticipar en darle vida a la Confederación Nacional Campesina –CNC- el día 28 del mismo mes en el Teatro Hidalgo de la Ciudad de México, cual documentó el profesor Jesús Múgica Martínez, en su libro La Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo.
Igual, Raúl Arreola Cortés, ex rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en su investigación «Algunas notas para la historia del movimiento obrero en Michoacán», dio fe, como testigo que fue de los hechos, de la entereza de Garibay Romero, quien en abril de 1937 fue electo secretario general de la CRMDT, institución fundada en 1929 por el General Lázaro Cárdenas del Río, para integrar a comunidades indígenas, campesinos, trabajadores de talleres y fábricas, y profesores, a fin de proteger sus vidas y defender las relativas conquistas logradas, esto es, que la organización formaba parte del proyecto de nación cardenista, mismo cuya continuidad se vio rota entonces en Michoacán, dado que el gobernador Gildardo Magaña auspició la desintegración de la CRMDT, previa alianza y maniobras para atraerse una facción de aquella organización, en la que contó con el apoyo de algunos líderes, lo cual coadyuvó al gobernante en su combate tanto contra la confederación como en contra de Garibay, en un contexto que Arreola documentó con su propio testimonio de vida al escribir textualmente: «Los militantes que permanecimos fieles a la Confederación fuimos perseguidos y encarcelados, y el último Comité Ejecutivo, durante más de un año tuvo numerosos enfrentamientos con el gobierno»… «Muchos seguimos trabajando con este comité, en tanto se fortalecían con el apoyo de Magaña los grupos favorables al gobierno».
Una etapa en la trayectoria de lucha social de Garibay Romero, de la que también trata Enrique Guerra Manzo, de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, en su obra Poder regional y mediación política en el Bajío zamorano, 1936-1940, al investigar acerca de la forma de ascenso del agrarismo, en la segunda década del siglo XX, así como sus puntos culminantes y tendencias en los años 30, con relación a la reforma agraria que el presidente Cárdenas efectuó sustentado en su plan sexenal de gobierno 1934-1940.
Por eso fue que siendo su objetivo corroborar causas de arribo y permanencia en el poder regional de Juan Gutiérrez Flores, personaje central de su investigación, Guerra demostró que la ruptura del gobierno michoacano con la política cardenista se dio tras el reparto de tierras de las haciendas del Bajío zamorano, conforme demandaban desde 1924 campesinos lugareños, el cual efectuó Cárdenas el 24 de junio de 1936, tiempos en que Gutiérrez acrecentó su poder regional, al cobijo, paradójicamente, de su alianza con el gobernador Magaña, puesto que así aprovechó: primero, la política cardenista y la adhesión solidaria de agraristas a la Confederación, que en 1937 encabezaba Garibay, a quien Magaña tomó como su enemigo por considerar que no lo había apoyado en su candidatura al gobierno de Michoacán, al que accedió de 1936 a 1939; y segundo, su mando sobre el campesinado de Zamora, que le facilitó incidir al interior de la Confederación y fortalecer su alianza con el gobernador, más aún cuando se delimitó la facción de Pablo Rangel Reyes, desde su cargo de secretario de Comunidades Agrarias dentro de la CRMDT, quien también estaba relacionado con Magaña.
Así las cosas, detectadas por Guerra las interacciones de Gutiérrez, del gobernador y de Rangel, en el proceso faccioso asimismo demuestra la tendencia retrógrada inserta en el sindicalismo agrarista michoacano, tras ocurrir el referido reparto agrario, puesto que tal segregación conllevó al estallido de conflictos entre confederados, como los ataques de comisariados ejidales, en distintas comunidades, contra ligas femeniles y antialcohólicas locales, que en pro de la familia lucharon por lograr niveles superiores de bienestar y por liberar a los hombres del alcoholismo, confrontaciones que ejemplifica el caso de la Liga Femenil de Zamora, cuya presidenta le dirigió el 5 de febrero de 1937 una carta a Gutiérrez, para recalcarle que a causa de agresiones verbales y amenazas de daño físico por parte de sus allegados, de las que él sabía, el Teatro Francisco I. Madero ya no sería sede de sus asambleas, como Cárdenas les había indicado, por lo que ciertas de que Gutiérrez conocía de la creciente división que al seno de su agrupación femenil ocasionaban tales personas, le informaron del acuerdo de efectuar sus asambleas en la Escuela Gabriela Mistral, para no continuar victimadas por gente que obraba con criterio poco revolucionario, que las insultaba y amenazaba con darles una paliza.
Como la presidenta hizo llegar la queja a Garibay, éste, en carta del 8 de febrero ordenó a Gutiérrez el cese inmediato de hostilidades contra la liga femenil, efectuado por inconscientes cuya mentalidad antirrevolucionaria se revelaba al agredirlas verbalmente y al obstaculizar con hechos su labor. Sin embargo, la sempiterna problemática que afecta a la mujer prevaleció sobre la lucha de la razón y la justicia social del señero Garibay, ya que al ser grupos más débiles, las ligas femeniles no sólo fueron agredidas sino que resultaron presa fácil de comisariados ambiciosos de sus parcelas, que llegaron a despojarlas de ellas, como en el ejido de Jamandúcuaro, Tlazazalca, cuando Gutiérrez en vez de solicitar el cese del comisariado por denuncias de hostigamiento contra la liga femenil, se limitó a solicitar se corrigiese el hecho, en oficio del 20 de noviembre de 1940, con todo lo cual Guerra evidenció que en el ejercicio de poder y mediación regional, aliado al gobernador en turno y al líder Rangel, Gutiérrez se empeñó para permanecer en la coalición en contra de la confederación de indígenas, campesinos, obreros y profesores, así como en contra de Garibay, uno de los promotores y ejecutores del proyecto de nación cardenista, por lo que el aliado en cuestión no tuvo empacho en afirmar que no permitiría que sus comisariados se pasasen a la oposición, ni a favor de la CRMDT ni de Garibay, como lo suscribió el 25 de enero de 1939 en la carta dirigida a Rangel, al reiterarle a éste su lealtad, aunque ello implicase romper con su antiguo amigo Ernesto Prado, principal líder de Chilchota, quien en varias ocasiones ayudó a Gutiérrez y a los agraristas zamoranos.
Testimonio filial
Luchador de la razón y la justicia social, el michoacano José Garibay Romero es parte de la historia de México, como ejemplifican las obras de Múgica, Arreola y Guerra, al igual que su espíritu sencillo y la grandeza de su ser viven en la memoria y en el corazón de su gente. Hijo de Francisca Romero Navarro y de Camilo Garibay Ríos, José Garibay Romero, mi padre, nació el 10 de mayo de 1908 en Chavinda, Michoacán, aunque se le registró nacido el 23 de agosto de dicho año, y murió el 15 de junio de 1964, a los 56 años de edad, en la ciudad de Morelia. Ni más ni menos.


Morelos, Siervo de la Nación
Eduardo Garibay Mares
Viernes 29 de Septiembre de 2006
La fama de Morelos no es producción imaginaria del mexicano, ni una falsa gloria forjada por la leyenda nacional, es algo fuerte como el bien e imperecedero como la verdad. Isidro Fabela Alfaro
Para honrar la memoria del Generalísimo del Ejército Independentista mexicano, Don José Maria Morelos y Pavón, hijo de Juana Pavón y Manuel Morelos, nada supera a la difusión de su obra Sentimientos de la nación, donde demostró su dimensión política e ideológica, de características profundamente americanas.
Fue el 14 de septiembre de 1813 que Morelos suscribió en Chilpancingo, Guerrero, los Sentimientos de la nación, uno de los documentos de mayor importancia para la historia constitucional de México, cuya esencia fue toral para la Constitución de Apatzingán de 1814, primer Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana elaborado por el Congreso Constituyente de Anáhuac, puesto que en él expresó sus ideas sobre principios de libertad e igualdad que deberían regir al Estado, como son: Primero, que la América es libre e independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se sancione dando al mundo las razones; segundo, que la religión católica sea la única, sin tolerancia de otra; tercero, que todos sus ministros se sustenten de todos y solos los diezmos y primicias, y el pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda; cuarto, que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: Mateo, capítulo XV, versículo 13.
Quinto, que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las provincias en igualdad de números; sexto, que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos; séptimo, que funcionarán cuatro años los vocales, turnándose, saliendo los más antiguos para que ocupen el lugar los nuevos electos; octavo, la dotación de los vocales será una renta suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de 8,000 pesos; noveno, que los empleos sólo los americanos los obtengan; décimo, que no se admitan extranjeros, si no son artesanos capaces de instruir y libres de toda sospecha; undécimo, que los estados mudan costumbres y, por consiguiente, la patria no será del todo libre y nuestra mientras no se reforme el gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado contra nuestra patria.
Duodécimo, que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto; décimo tercero, que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados; y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio; décimo cuarto, que para dictar una ley se haga junta de sabios en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles; décimo quinto, que la esclavitud se proscriba para siempre y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud; décimo sexto, que nuestros puertos se franqueen a las naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al reino por más amigos que sean, y sólo habrá puertos señalados para el efecto prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.
Décimo séptimo, que a cada uno se le guarden sus propiedades y respete en su casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores; décimo octavo, que en la nueva legislación no se admita la tortura; décimo noveno, que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día 12 de diciembre en todos los pueblos, dedicado a la patrona de nuestra libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los pueblos la devoción mensual; vigésimo, que las tropas extranjeras o de otro reino no pisen nuestro suelo, y si fuera en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta; vigésimo primero, que no se hagan expediciones fuera de los límites del reino, especialmente ultramarinas; pero se autorizan las que no son de esta clase para propagar la fe a nuestros hermanos de tierradentro; y vigésimo segundo, que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual, ligera, que no oprima tanto, como la alcabala, el estanco, el tributo y otros; pues con esta ligera contribución y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la guerra y honorarios de empleados.
Oda a Morelos
Igual, para rememorarlo, vale compartir la composición poética de quien esto escribe, inspirada en la vida y obra del insurgente: Fue el 1765, año de prez que a México dio gloria, y el 30 de septiembre es aquel día, que Michoacán celebra en su memoria. Y fue Valladolid, ilustre cuna, tierra que vio nacer al que fue el hombre, quien por la libertad cambió su vida, y en recuerdo de él, tomó su nombre. Unes, Morelia, razas y culturas y en ti el valor del mexicano impera, pues Michoacán es guía de pensadores y origen y guardián de mi bandera. Llegado el día se cumplió su sino, desde el inicio de la insurrección, el Cura Hidalgo fue, quien su camino, le señaló a Morelos, que veía surgir al fin la luz de la razón. Con pocos hombres comenzó la lucha, pero todos ansiaban ya el momento, y después fueron miles, mexicanos, valientes hombres bajo el firmamento. Miles y miles son desconocidos, cual las estrellas que el cielo engalana, y a todos ellos México venera, porque así nuestra sangre lo reclama. Acapulco, Oaxaca y más lugares, que lo vieron luchar bien y valiente, hombre primero entre hombres ejemplares, real gloria de su patria y de su gente. Sitio de Cuautla, donde demostrara, su realidad palpable, su hidalguía, al poner en relieve la grandeza, de lo que es en verdad la patria mía.
Tenaz luchó al empuñar su espada, por los nativos de este continente, y declaró nación independiente, y libertó a la gente esclavizada. México entero se cimbró a su acento, rugía el cañón vibrante y estruendoso, dolor y muerte, más, al pensamiento republicano, se llenó de gozo. Imperio, tu poder, se desbarata, mi patria, su valor, te lo reclama, y tiembla porque es hoy, y no mañana, que vuelve por lo suyo, y porque puede, porque lo quiere así, te lo arrebata. José María Morelos, combatiente, que con sus hechos trascendió la historia, por ser nicolaita, fue insurgente, y así a la raza nativa redimió, logrando por su patria, la victoria. Página de dolor en nuestra historia, de luto nacional, en que se escribe, cuando murió quien nos cubrió de gloria, aunque en el corazón de todos, vive. El mes, diciembre, 22 el día, de 1815 el año en que él, en San Cristóbal de Ecatepec unió, en su trance, los óleos y el laurel. Morelos, general, hombre sincero, que puso como escudo el corazón, hombre sin paralelo, verdadero, que Siervo, se llamó, de la nación. Estadista, humano, extraordinario, triunfador, sabio y sin igual guerrero, de todos los caudillos insurgentes, Morelos, grande, entre los valientes, eres para nosotros, el primero. Ni más ni menos.


Cardenismo universal: histórico y vigente
Eduardo Garibay Mares
Viernes 22 de Junio de 2007
Con respeto y reconocimiento a doña Amalia Solórzano Bravo, esposa del General Lázaro Cárdenas del Río e integradora del Comité Mexicano de Ayuda a los Niños del Pueblo Español, en el marco conmemorativo del LXX Aniversario de la Fundación del Internado España-México en Morelia.
Del mensaje que el presidente de la República, Lázaro Cárdenas del Río, dirigió al pueblo de México, la noche del 15 de septiembre de 1940, cuya resonan-
cia fue nacional e internacional por implicar un pronunciamiento a favor del género humano, prevalece vigente lo que atañe al actual contexto de contienda y confrontación política que se vive en el estado de Michoacán de Ocampo y en el país.
Pensamiento señero del michoacano nacido el 21 de mayo de 1895 en Jiquilpan de Juárez, de cuya congruencia entre el decir y el hacer, en pro del bien común, surgió el cardenismo histórico: universal y de vigencia perenne, cual ejemplificó al exhortar a los mexicanos a la unificación, la paz y el trabajo, haciendo votos no sólo porque se cumpliese a cabalidad el programa de mejoramiento colectivo mandado por la Constitución de 1917, culminante de la revolución iniciada el 20 de noviembre de 1910, sino por la solidaridad efectiva de los pueblos de América, y por la paz y la libertad del mundo.
Llamado cardenista a la unidad por el bien de México
Conciudadanos: Ningún escenario mejor para rendir un fervoroso homenaje a los héroes de la patria, que estos pueblos, que en 1810 fueron los primeros en arder con la llama de la libertad. Por esto, desde la ciudad de Dolores Hidalgo, cuna de nuestra Independencia, me dirijo a todos los mexicanos, lo mismo a los que se hallan dentro de la República que a los que se encuentran en el extranjero, invitándolos a fortalecer el espíritu de la unidad nacional, desechando todo motivo de interés que no sea en beneficio directo de la patria misma.
Los insurgentes fueron al sacrificio movidos por el afán de conquistar normas de mayor equidad en el reparto económico de la riqueza y de la tierra, porque indudablemente que sabían, desde entonces, que para la colectividad las ideas abstractas no significan gran cosa y que lo que el pueblo anhela es conquistar y defender los principios de su liberación económica, para desenvolverse en una trayectoria de paz y trabajo.
México ha podido dar el honroso espectáculo de un país que ofrece asilo a todos aquellos que son víctimas de persecuciones políticas, cualquiera que sea la ideología que ellos sustenten, exigiéndoles sólo el respeto a la ley y a nuestras instituciones. Es así como la República se congratula precisamente en esta fecha, de albergar en su seno a fuertes núcleos de hombres de España, trabajadores del campo, del taller, y de la idea, que en su calidad de amigos de México significan una fuerte inyección de energía, de trabajo y de espíritu progresista.
Al conjuro de nuestros héroes, los paladines de la Independencia, México insiste en declarar su doctrina profundamente democrática, y su abierta y clara solidaridad en materia internacional con los problemas y las aspiraciones de toda nuestra América. Nadie puede torcer los destinos de nuestros pueblos: ni el odio ni la ambición tienen fuerza bastante para llevarlos al error de traicionarse, y aquellos que en un instante de insensatez se convirtieran en agentes de intereses extraños, sucumbirían bajo el peso de su propia falta.
No se nos escapa que las pasiones políticas desatadas con motivo de las actividades electorales han intentado poner en juego innumerables recursos para soliviantar al pueblo y alejarlo del camino de la paz y del trabajo, pero confiamos en que el examen juicioso de las circunstancias internacionales y nacionales que concurren en esta hora de México, hará que los hombres recapaciten y valoricen sus actos, justipreciando sus propios designios y los designios de la patria, tanto más cuanto que creemos que la mayoría de los que se lanzaron a la lucha política han sido sinceros en sus afirmaciones de que lo hacían para servir cívica y patrióticamente a la colectividad. Establecido ya un orden legal de cosas, la continuación de sus actividades, retrotrayéndose a los actos calificados como legítimos por los organismos capacitados constitucionalmente para hacerlo, tales actividades constituyen una actitud totalmente censurable, porque no solamente va contra la paz pública, sino que se traduce en graves daños económicos y de diversa índole en el interior, y en un motivo de crítica y en un arma al servicio de los intereses contrarios a la República y a la nación en el exterior.
En los actuales momentos no es concebible que las pasiones políticas, transitorias de por sí, puedan borrar la perspectiva histórica a tal grado que se prefiera el destino de unos cuantos hombres al de todo un pueblo. La Revolución Mexicana quiere unir al pueblo todo de México, quiere encauzarlo dentro de las ideas generosas de justicia social y quiere, sobre todo, evitar el peligro que amenaza a la patria cuando sus hijos se dejan llevar por las ambiciones y las pasiones políticas.
Hemos creído que la mejor manera de conmemorar esta fecha es no sólo glorificando la figura inmortal de Hidalgo, sino también haciendo breves consideraciones sobre el momento actual de México, deteniéndonos en esta hora grave para el mundo, con objeto de reiterarles a todos los mexicanos nuestro llamado a la unificación, la paz y el trabajo. La nación debe tener plena confianza en que se mantendrá la paz de la República por la fuerza moral de las instituciones que nos rigen.
Conclusiones
Esto es, que además de pugnar, entre otras cuestiones, porque el poder público regulase en forma activa las fundamentales manifestaciones y los más importantes factores de la vida nacional, de manera de facilitar la realización del bien común, en el orden internacional el presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, apoyó a la España republicana, condenó los ataques bélicos a las ciudades abiertas, y protestó contra los atropellos a la soberanía de los pueblos.
Generador de una democracia mexicana sustentada en una vida social de equidad por el bien de todos, en el actual proceso electoral michoacano, a culminar con los comicios del 11 de noviembre de 2007, el histórico y vigente cardenismo universal debe prevalecer, cual parte del toral sustento del presente y futuro de Michoacán, de México, del mundo. Ni más ni menos.


Francisco J. Múgica y su pensamiento vigente
Eduardo Garibay Mares
Viernes 7 de Septiembre de 2007
La conmemoración del natalicio del general Francisco J. Múgica rescata la vigencia del pensamiento y acciones del señero michoacano, nacido en Tingüin-
dín el 3 de septiembre de 1884 y muerto el 12 de abril de 1954 en la Ciudad de México, dado que al debatirse hoy la República Mexicana en la creciente crisis, más de valores universales que económica, honrar al hombre de ideas, combativo, es incidir en las raíces y en el sustento de las luchas del pueblo mexicano, es recordar y reconocer a quienes como él, se entregaron a hacer realidades sus convicciones y aspiraciones nutridas en la conciencia y en el sentir del pueblo: a los que hacen posible los grandes logros nacionales.
Así se le reconoce, y por ser uno de los hombres más preclaros de nuestra vida nacional, en razón de sus hechos y acciones siempre encauzadas por el engrandecimiento y fortaleza de la patria, el nombre del general Francisco J. Múgica fue inscrito en letras de oro el 21 de diciembre de 1984, en el muro principal del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, por iniciativa que el 11 de diciembre de dicho año presentó la LI Legislatura del estado de Tabasco, al asimismo considerarlo hombre vertical, estudioso de su patria y del mundo, alma del Constituyente, luchador de vanguardia, y periodista limpio.
Civil vuelto militar para luchar por los ideales de la Revolución, político, legislador, agrarista, administrador, nacionalista y revolucionario, en suma, un estadista y gobernante ejemplar que los pueblos recuerdan, como es el caso de Tabasco, entidad de la que partió la iniciativa porque mucho de lo que es se debe a él, como ocurrió en el caso de las acciones en beneficio del pueblo de Tabasco, cuando en su efímero paso por el gobierno estatal distribuyó tierras en el plantel de la isla El Chinal, del municipio de Jonuta, el día 13 de mayo de 1916, en donde procedió a poner en posesión, de manera formal y definitiva, a vecinos de la citada villa y de sus poblaciones adyacentes, cual comunicó ese día al presidente Carranza expresándole: «Hoy puse a los vecinos de esta villa de Jonuta en posesión de sus ejidos que durante largos años vinieron peleando y defendiendo contra la invasión absorbente de ricos terratenientes y falta de honradez de gobiernos anteriores, que desde la época del presidente Juárez les fueron concedidos», hecho con el que hacía justicia a campesinos después de siglos de espera.
Gobernador de estados: Tabasco, Michoacán y Baja California, donde se mostró ejemplar estadista y modernizó administraciones, ayudó a formar cuadros políticos locales, propició la producción, se mostró perspicaz legislador y, fundamentalmente, supo establecer sanas relaciones entre la Federación y los estados a los que sirvió, al michoacano Francisco J. Múgica de igual forma se le reconoce la autoría intelectual de la expropiación petrolera con el héroe epónimo Lázaro Cárdenas del Río, recobrando para nuestro país la riqueza del subsuelo que se encontraba en manos de compañías extranjeras, esto habla de la grandeza del prócer, en pro de las causas nobles y justas para el pueblo mexicano.
Decreto en su memoria
El 10 de diciembre de 1984 el Congreso de la Unión aprobó el proyecto de decreto presentado por la LI Legislatura del estado de Tabasco, para que el nombre de Francisco J. Múgica quedase inscrito en letras de oro en el muro principal del Salón de Sesiones del Palacio Legislativo, cual en ese mismo mes y año fue publicado el día 19 en el Diario Oficial, y cumplido el día 21, cuando en sesión solemne en que se rindió homenaje al ilustre Constituyente de 1917, General de División Francisco J. Múgica, e hicieron uso de la palabra los diputados Francisco Xavier Ovando Hernández, Héctor Hugo Olivares Ventura y Enrique Soto Izquierdo, así como el senador Norberto Mora Placarte.
Decreto a cuya aprobación previamente se sumaron diputados del estado de Michoacán: del Partido Revolucionario Institucional, del Partido Socialista Unificado de México, y Socialista de los Trabajadores, reconociendo, entre otras cuestiones, que en el Congreso Constituyente de Querétaro, Múgica asumió el papel de genuino liderazgo político e intelectual, defendió e hizo prevalecer la autonomía del Constituyente para legislar conforme al mandato popular, no sólo para hacer reformas menores a la Constitución del 1857, sino para responder a un nuevo horizonte de la vida nacional, ya que fue el orientador de la corriente más profundamente renovadora, que dio a la Constitución de 1917 un perfil propio, original, esencialmente mexicano y nacionalista, por el cual el movimiento de 1910 cristalizó en la primera Constitución social de la historia, en la que contribuyó con sus aportaciones tanto a ampliar el ámbito de las libertades individuales, como a hacer de la Carta Magna un código social, donde, en cuanto a las libertades y derechos individuales, participó en el debate en torno a la garantía de la libertad de trabajo: el principio de que nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento. Y asimismo destacaron su defensa del derecho de asociarse o reunirse para hacer peticiones o presentar protestas.
Tingüindín, Michoacán, México
Francisco José Múgica Velázquez nació en Tingüindín, localizado en la municipalidad del mismo nombre al noroeste del estado de Michoacán, a 190 kilómetros de distancia de Morelia, la ciudad capital, en las coordenadas 19º 44’ de latitud norte y 102º 29’ de longitud oeste, a una altura de 1,700 metros sobre el nivel del mar, y cuyos límites territoriales son: al norte, con Villamar; al noroeste, con Tangamandapio; al este, con Tangancícuaro; al sur, con Los Reyes, y al suroeste con Tocumbo.
En 1906, siendo receptor de Rentas en Chavinda, se dedicó al periodismo y a partir de entonces fundó periódicos de combate, a la vez que se iniciaba en la política de oposición al régimen porfirista. Precursor del reparto agrario, junto con Lucio Blanco repartió las primeras tierras en Tamaulipas, el 6 de agosto de 1913, mismo año en que firmó el Plan de Guadalupe, contra la usurpación huertista.
Corolario
La memoria histórica nacional documenta la vigencia del pensamiento y acciones del general Francisco J. Múgica, legislador profundamente comprometido en la lucha de las mayorías trabajadoras de las ciudades y los campos para mejorar sus condiciones de vida, uno de los luchadores sociales a los que el país debe el que la Revolución Mexicana haya pasado de la violencia al derecho, cuando el gran impulso de las masas levantadas en armas contra la injusticia y la opresión alcanzó definiciones positivas en nuevas instituciones, libertades y derechos que figuran, en términos jurídicos, en el proyecto de nación que consolidó a la República, hasta nuestros días. Ni más ni menos. 


Melchor Ocampo, guía independentista de la persona y la nación
Eduardo Garibay Mares
Viernes 11 de Enero de 2008
Melchor Ocampo, abogado, filósofo, científico, reformista y político liberal, nació el 5 de enero de 1814 en la michoacana Hacienda de Pateo, y murió fusilado en Tepeji del Río, del estado de Hidalgo, el 3 de junio de 1861. Prócer por quien la entidad fue nombrada Michoacán de Ocampo y cuyo pensamiento perdura vigente, como ocurre con lo expuesto en su discurso del 16 de septiembre de 1852, en Morelia, cuando se manifestó en pro de la independencia de la persona, de la familia, del gobierno, y de la nación.
«¡La patria está en peligro! Pero unidos lo conjuraremos. Es hablando, no matándonos, como habremos de entendernos», advirtió al llamar en favor de la unión y expresar: «En nombre de nuestra religión, de vuestras familias, de vuestra dignidad, de vuestros intereses todos, os ruego que permanezcáis unidos ¡En nombre de todos nuestros recuerdos y aspiraciones de honor y gloria!».
Así fue el apogeo de su proclama en memoria de la guerra por la Independencia de México, iniciada en 1810 y consumada en 1821, respecto a la cual señaló que «si continuamos en la senda fatal en que nuestras discordias nos han metido, se acaba el gran bien de nuestra independencia», la cual, heredada de los héroes insurgentes, afirmó que no había sido cabal y debidamente aprovechada hasta el momento.
«¿Debe increpárseles porque creyeron que llegaríamos, nosotros sus hijos, nosotros su orgullo y esperanza a ser hombres y cuerdos, mientras la conducta nuestra ni ha sido ni es sino la de niños grandes o de insensatos?», cuestionó al señalar que tampoco se había aprovechado «la lección última que el triunfo de los Estados Unidos sobre nosotros debió darnos. Una vez idos nuestros vecinos ¿Qué pedía la prudencia? Que los males reconocidos se remediaran, que los futuros se precavieran».
Ocampo por la independencia individual y del país
¡Señores! Mientras la organización del hombre se conserve, como hoy nos la muestra su naturaleza, habrá en la especie humana un gran número de individuos que estén no necesaria, pero sí fatalmente sujetos a otros. Es naturalmente indeclinable la dependencia y sujeción del débil al fuerte, del ignorante al sabio, del desvalido al poderoso. Pero es socialmente posible la emancipación de todas estas sujeciones.
La higiene y la ortopedia pueden fortificar o corregir una organización débil y anormal, o cuando menos la gimnástica puede enseñar al dependiente los ejercicios de instrumentos y otros que compensen su natural debilidad. El estudio sobre naturaleza, libros o procedimientos industriales, puede procurar el grado de instrucción que cada uno necesite para desempeñar por sí solo su papel en el mundo. El trabajo y la economía pueden dar a cada uno aquel grado de riqueza esperada para satisfacer sus necesidades reales y fantásticas.
Hay cierto grado y género de dependencia que nos degrada, y es aquel en que no podemos vivir sin el auxilio ajeno: aquel en que ni nuestros negocios, ni el uso de nuestras facultades, ni la subvención a las necesidades propias pueden hacerse por nosotros solos. Somos incompletos, estamos truncos, no existimos propiamente como individuos, siempre que nuestra razón, organismo o medios de subsistencia no basten al desempeño de todas las funciones que la naturaleza y, por lo mismo, la sociedad, que es nuestro estado natural, quiere que desempeñemos. No, no hay individualismo siempre que haya de hacerse por dos, o más, la función que debiera cumplir uno solo, porque la acción y su impulso o resorte están divididos.
Las naciones tampoco pueden serlo, ni aún merecen el nombre de tales, siempre que para los altos destinos que les estén encomendados tengan que valerse del auxilio o complemento de otras. Por el contrario, cuando un cierto número de condiciones se ha cumplido, la dependencia deja de existir, y el individualismo se establece en el justo grado que se necesita para la libertad: la nacionalidad se proclama por unos y se reconoce por otros, porque la nación y el hombre se han puesto en la senda de su relativa e indefinida perfección.
No ha sido cordura desperdiciar los años y la riqueza pública en diversos ensayos de gobierno y administración ¡Desgraciada República, prepárate para la que acaso será la última de tus locuras! Subdividida la inteligencia casi en tantas opiniones como hay cabezas que piensen. La inteligencia, primer poder del hombre y de la sociedad, se halla como diluida en tantos pareceres diversos: no hay por lo mismo opinión, no puede crearse un espíritu público, porque no hay una fe uniforme. La fuerza dividida igualmente y desorganizada piensa resolver por la desolación y el exterminio una cuestión que aún no se formula, un problema cuyos datos aún no se completan por parte de los insurrectos. Los que se pronuncian piden, pero ni saben qué, y si reclaman algo tan sólo es para que los incautos crean que hay motivos para exigir con las armas. La riqueza acumulada por el sudor e industria de particulares, desviada del tesoro común la parte que a él debía entrar, por la inmoralidad e ineptitud de algunos, va casi a consumirse en gastos no sólo improductivos, sino destructores y ruinosos.
¡Qué va a ser de ti pobre México, cuando están desquiciados los elementos de tu poder e independencia, y cuando en el vértigo de las pasiones, tus mejores hijos van a desgarrar tus entrañas! Cuando en nombre los unos de la libertad y los otros del orden, como si ambas ideas no fueran compatibles, van a agotar tus fuerzas para entregarte postrada a los pies de tu ambicioso y prepotente vecino ¿Queréis ser independientes? ¡Aprended, trabajad, economizad! ¿Queréis que México lo siga siendo? ¡Uníos!
Corolario
En el marco conmemorativo de su natalicio en este 2008, es vigente el llamado unificador de Ocampo para conjurar peligros que amenazan la vida nacional, proclamado en un día festivo pero empañado, como sucede cotidianamente ahora, por la enseñanza deficiente, la inseguridad, la confrontación violenta entre partidos políticos y grupos de poder, y la pobreza, hoy creciente y extrema: causas históricas por las que también se migraba a los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, aunque no en forma multitudinaria como en la actualidad.
Estos es un contexto de desunión y peligro nacional, casi tan grave como el que hoy se vive, por el que, atribulado, Melchor Ocampo reconoció: «Yo no debí mirar el lúgubre horizonte de nuestro porvenir en un día como éste, que debe ser de júbilo, de congratulaciones y grata remembranza. Pero el espectro de la perdida patria se ha presentado ante mis ojos y no he podido reprimir mi conmoción». Ni más ni menos.

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